La disciplina del amor
Leer | HEBREOS 12.5-11
Los padres que aman a sus hijos los disciplinan; y aunque
los motivos y los métodos sean correctos, a nadie le gusta el castigo. Sin
embargo, con una perspectiva a largo plazo, recordamos que los beneficios de la
disciplina sobrepasan con creces el malestar pasajero que produce.
El propósito de un padre al corregir a sus hijos, debe ser
criarlos en rectitud. Específicamente, hay un principio clave que todo hijo
debería aprender: Ya sea que éste todavía esté viviendo en su hogar, o se haya
independizado, toda persona es responsable de su vida delante de Dios, sus
acciones y sus actitudes. Teniendo esto presente, se puede ver que, para
aplicar la disciplina correctamente, hace falta perseverancia, esfuerzo y
sabiduría por parte de los padres. Pero es un acto de amor abnegado e
intencional.
Igualmente, Dios disciplina a sus hijos. Aunque esta
reorientación parece desagradable en el momento, nos ahorra muchas dificultades
más tarde, y nos lleva al gozo y a una vida grata.
Nuestra respuesta determinará si aprendimos la lección
necesaria: podemos reaccionar con enojo, o podemos arrepentirnos y preguntarle
a Dios qué quiere enseñarnos. Después de buscarle por medio de su Palabra, de
la oración y del consejo de otros, debemos obedecer.
La sabiduría humana lleva a la perdición. Pero
afortunadamente, tenemos el cuidado, sin duda alguna, de nuestro Padre
celestial, quien nos redimió con la sangre de Jesús. Cuando nos dirigimos en la
dirección equivocada, Él nos redirige con ternura, para que podamos conocer la
plenitud de vivir de acuerdo con su plan.
By pastor Charles Stanley
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