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viernes, 28 de junio de 2013

Junio - 28 - 2013 Cuando se ignora a la conciencia.

Cuando se ignora a la conciencia

Leer | 1 TIMOTEO 1.18, 19; 4.1, 2


¿Está usted tomando ciertas decisiones hoy que su conciencia no habría aceptado en el pasado? Si es así, usted se ha insensibilizado con el paso del tiempo.

Dios usa nuestra “brújula moral” interna, junto con la guía del Espíritu Santo, para dirigir nuestras decisiones. La conciencia sirve como un “sistema de alarma” que protege al cristiano cuando está a punto de caer en pecado. Sin embargo, la práctica constante del pecado puede hacer que perdamos la capacidad de percibirla.

El perverso proceso comienza si decidimos desobedecer, y luego negarnos a encarar nuestra rebeldía. La conciencia nos alerta una y otra vez, pero al final se cerrará y se volverá inoperante si persistimos en ignorar la señal de alarma. Cuando eso sucede, ya no hay mas señales del corazón que nos señalen el camino de vuelta a Dios.

Una manera de ver esto es imaginar que todas las señales de tránsito han sido eliminadas: es una receta para el desastre. No hacer caso a las “luces rojas” en nuestra vida, puede hacernos pensar equivocadamente que podemos avanzar, cuando lo que debemos es aplicar los frenos.

Hágase un auto-análisis para comprobar si sus señales internas están en buenas condiciones. Si no están funcionando bien, arrepiéntase delante del Señor, y busque la compañía de otros creyentes para rendirles cuentas. Una sana conciencia bien vale el esfuerzo.


No tarde. La Biblia nos advierte que tenemos un enemigo real que desea apartarnos de la santidad y llevarnos a la perdición. Dios utiliza una conciencia limpia para guiarnos, protegernos y conducirnos a su luz y a su paz.


By Pastor Charles Stanley.



jueves, 27 de junio de 2013

Junio - 27 - 2013 Una conciencia limpia

Una conciencia limpia



Cuando usted enfrenta decisiones difíciles, ¿le presta atención a su conciencia?

Dios nos ha dado a todos una “brújula moral”. De hecho, reflejar su verdad en el interior de cada persona, es una manera que Él tiene de revelarse a sí mismo a la humanidad. La conciencia es una alarma que nos alerta en cuanto al peligro o las consecuencias que se aproximan. Su propósito principal es dar protección y guía.

Pero el pecado pervierte la conciencia. Por tanto, es importante entender la diferencia que hay entre seguir a nuestro corazón, y dejar que una conciencia limpia nos ayude a tomar decisiones.

Si el criterio del mundo ha infiltrado su corazón, entonces usted no puede confiar en su conciencia. Pero si ha permitido que la Palabra de Dios transforme su mente (Ro 12.2), su voz interior será confiable.

El Espíritu Santo, junto con una conciencia iluminada divinamente, guía a los creyentes. Para mantener una brújula interna, debemos meditar constantemente en las Sagradas Escrituras. Los Diez Mandamientos son una base sólida en cuanto a la moralidad, y somos sabios cuando los internalizamos, especialmente de la manera que el Señor Jesús los resumió: amar a Dios por sobre todas cosas, y amar a los demás (Mt 22.36-40).


¿Qué diría usted que impacta más sus convicciones? ¿La verdad de la Biblia, o los parámetros del mundo? El Dios todopoderoso sabe que lo mejor para usted es su hijo Jesucristo; Él le dio una conciencia para ayudarle a tomar decisiones sabias.


By pastor Charles Stanley


lunes, 24 de junio de 2013

Junio - 24 - 2013 Cuando nos invada la soledad

Cuando nos invada la soledad

Leer | SALMO 25.18


Como creyentes, tenemos un Padre que nos ama y desea lo mejor para nosotros. Somos parte de una familia espiritual con muchos hermanos. Pero entonces, ¿por qué, a veces, nos sentimos solos, incluso cuando no atravesemos ninguna crisis?

La mayor soledad que puede experimentar una persona se debe a su separación del Padre celestial. Es un problema espiritual cuya fuente es el pecado. Experimentamos una ruptura de nuestra comunión con el Señor cuando lo desobedecemos y hacemos lo que nos place. El remedio es la confesión a Dios (1 Jn 1.9), lo cual lleva a restaurar nuestra comunión con Él. Si nos negamos a reconocer nuestro pecado, la separación se vuelve peor.

El afán y las preocupaciones por las cosas de este mundo causan también soledad. A veces, hacemos a un lado el tiempo con Dios para ocuparnos de nuestras obligaciones. Para vencer la soledad, dedique tiempo para reconectarse con Dios por medio de su Palabra; nútrase con el conocimiento de su amor, y medite en sus grandes promesas (Ef 3.16-18).

Estar en armonía con el Señor renueva nuestro propósito y nuestras fuerzas. Hace posible que la sensación de soledad disminuya, la esperanza reemplace al desánimo y nuestro enfoque cambie. Es importante que busquemos oportunidades para practicar la reciprocidad —alentando, sirviendo, amando y ayudando a las personas que nos rodean.


Cuando David se sentía solo y aislado, se volvía al Señor y buscaba su ayuda. El tiempo con Dios es tanto el antídoto contra la soledad como la protección contra ella.


By Pastor Charles Stanley


viernes, 21 de junio de 2013

Junio - 21 - 2013 Momentos de debilidad

Momentos de debilidad




La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que pecaron contra el Señor en momentos de debilidad. Estas historias verdaderas, que comenzaron con el relato sobre Adán y Eva, nos han sido dadas para nuestra enseñanza (1 Co 10.11). El Padre celestial quiere que aprendamos de los errores de otros.

La ociosidad dejó que la mente del rey David pensara en el adulterio con Betsabé. El agotamiento llevó a Elías a considerar que la muerte era preferible a la vida (1 R 19.4). El orgullo pudo haber contribuido a que Eva escuchara a la serpiente (Gn 3.6), mientras que la lujuria pudo haber estimulado a Salomón a desear muchas esposas, incluyendo a algunas incrédulas (1 R 11.1-3). Añadamos a esto una sensación de vacío espiritual o emocional, y tenemos al menos cuatro situaciones que son terreno fértil para la tentación. Estoy seguro de que cada uno de nosotros puede identificarse con uno u otro de estos casos.

Aunque hay muchas clases de tentaciones, todas siguen un patrón semejante. El ojo ve, la mente desea y la voluntad actúa. El rey David miró a la esposa de Urías, averiguó quién era, y después actuó. Otro israelita, Acán, que ayudó en la conquista de Jericó, observó todas las riquezas materiales, codició en su mente, y tomó lo que apeteció (Jos 7.20-21).

No importa cuál sea su debilidad, toda persona es responsable en última instancia de sus acciones. Por eso, en momentos de debilidad tenga cuidado si tiene mucha hambre, enojo, soledad o cansancio. Fije su atención en el Señor, saque fuerzas de Él, y experimente la victoria sobre la tentación.


By pastor Charles Stanley



jueves, 20 de junio de 2013

Junio - 20 - 2013 El Señor Jesús: La puerta al Padre

El Señor Jesús: La puerta al Padre

Leer | JUAN 14.6-11

Millones de personas dicen conocer a Dios, y por eso se identifican como cristianos. Pero muchos de ellos no creen que Jesús es el Hijo de Dios. El hecho es que una persona no puede llegar al Padre celestial, a menos que haya recibido a Cristo como su Salvador y establecido una relación personal con Él.

Jesús es la puerta a la salvación. No basta con decir que uno “conoce a Dios”. Sin fe en Jesús, es imposible venir al Padre (Jn 14.6). Puesto que Dios es santo, no puede tolerar al pecado en su presencia. Pero todas las personas son pecadoras (Sal 53.3; Is 53.6). Jesús murió en nuestro lugar para pagar nuestra deuda, y de esa manera cerrar la brecha entre el hombre impuro y el Dios santo. Cualquier persona que reciba su sacrificio por el pecado es perdonada, declarada justa, y recibida con agrado al compañerismo con Dios.

Jesús es la puerta a la revelación. Él fue la representación en la Tierra de su Padre en el cielo. La vida de Cristo entre los hombres nos ofrece la imagen más completa que tenemos del Padre. Las acciones, las decisiones y las enseñanzas de Jesús revelan cómo piensa y qué desea de nosotros el Todopoderoso.


Jesús dijo que Él y su Padre son uno (Jn 10.30). Excluir a Cristo de las creencias o las prácticas religiosas, deja a las personas con un concepto inexacto del Creador. No somos salvos por obras, sino por la fe, a través de la gracia (Ef 2.8, 9). Y la fe que Dios valora es la creencia de que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co 15.3-4).


By pastor Charles Stanley


lunes, 17 de junio de 2013

Junio - 17 - 2013 La disciplina del amor

La disciplina del amor

Los padres que aman a sus hijos los disciplinan; y aunque los motivos y los métodos sean correctos, a nadie le gusta el castigo. Sin embargo, con una perspectiva a largo plazo, recordamos que los beneficios de la disciplina sobrepasan con creces el malestar pasajero que produce.

El propósito de un padre al corregir a sus hijos, debe ser criarlos en rectitud. Específicamente, hay un principio clave que todo hijo debería aprender: Ya sea que éste todavía esté viviendo en su hogar, o se haya independizado, toda persona es responsable de su vida delante de Dios, sus acciones y sus actitudes. Teniendo esto presente, se puede ver que, para aplicar la disciplina correctamente, hace falta perseverancia, esfuerzo y sabiduría por parte de los padres. Pero es un acto de amor abnegado e intencional.

Igualmente, Dios disciplina a sus hijos. Aunque esta reorientación parece desagradable en el momento, nos ahorra muchas dificultades más tarde, y nos lleva al gozo y a una vida grata.

Nuestra respuesta determinará si aprendimos la lección necesaria: podemos reaccionar con enojo, o podemos arrepentirnos y preguntarle a Dios qué quiere enseñarnos. Después de buscarle por medio de su Palabra, de la oración y del consejo de otros, debemos obedecer.

La sabiduría humana lleva a la perdición. Pero afortunadamente, tenemos el cuidado, sin duda alguna, de nuestro Padre celestial, quien nos redimió con la sangre de Jesús. Cuando nos dirigimos en la dirección equivocada, Él nos redirige con ternura, para que podamos conocer la plenitud de vivir de acuerdo con su plan.



By pastor Charles Stanley


sábado, 15 de junio de 2013

Junio - 15 - 2013 Dios es nuestro padre

Dios es nuestro Padre



De los muchos nombres de Dios en la Biblia, uno es especialmente consolador para mí en los momentos difíciles. ¡Qué maravilloso privilegio tenemos de poder llamarlo nuestro Padre celestial!

Ahora bien, sé que en la cultura de hoy, las relaciones familiares muchas veces no reflejan el corazón de Dios. Muchos padres son distantes, desatentos o crueles con sus hijos. Si esta fue su experiencia, puede resultarle difícil comprender el amor incondicional del Padre celestial. Veamos lo que significa ser adoptados por Él y el privilegio de llamarle “Padre”.

Primero, somos de Él. Encontramos mucha confianza y sentido de valía en esta verdad, pues la conciencia de que le pertenecemos llena una necesidad muy profunda que tenemos.

Segundo, nuestro Dios quiere relacionarse estrechamente con nosotros. Debemos ser sinceros al orar, porque el Señor nos acepta tal como somos. Por su amor, el Señor responde revelándose a sí mismo a nosotros de muchas maneras, y da palabras de vida, de paz y de gozo a nuestros corazones.

Tercero, Cristo nos ha prometido su eterna presencia. Después que fuimos salvos, nada puede separarnos de Él; ningún pecado es tan grande, y ninguna maldad tan poderosa.


Por causa del pecado, merecíamos la separación de nuestro Creador. Pero, por su gran amor, Dios nos redimió y adoptó en su familia. Ahora somos sus hijos, y podemos gozarnos en su aceptación incondicional y en su presencia eterna. No importa la clase de padre terrenal que hayamos tenido, podemos contar con el cuidado de nuestro Padre celestial.


By Pastor Charles Stanley



viernes, 14 de junio de 2013

Junio - 14 - 2013 Un Dios en el que podemos confiar

Un Dios en quien podemos confiar


Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos estar seguros?

1. Dios nos impartirá su misericordia. Al enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Sal 100.5; 1 Jn 4.10).

2. El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros. Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (Heb 13.21).

3. Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida. Como artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Co 4.8).

4. Dios nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos. Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Co 10.13).

5. Nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados. Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Jn 1.9).

Además de estas bendiciones durante el tiempo que vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando nuestro cuerpo terrenal muere (2 Co 5.8); que viviremos en el cielo para siempre; y que Jesucristo volverá un día.


La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Jn 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las que podemos depender de Dios.

jueves, 13 de junio de 2013

Junio - 13 - 2013 Razones para confiar en Dios

Razones para confiar en Dios



En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.

Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (He 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:

Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lc 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.

Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mt 19.26).

Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Sal 139.7-12).

Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.

Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Ro 8.28; 1 Jn4.8).


La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Co 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!

sábado, 8 de junio de 2013

Junio - 08 - 2013 La presencia de Dios

En busca de la presencia de Dios


Imagine que una niña de tres años se da cuenta, de repente, que ha perdido de vista a su padre. Imagine su sensación de temor —un sentimiento de peligro y de vulnerabilidad. Pero en realidad, su padre está en la habitación adyacente desde donde puede verla perfectamente.

Al igual que esa niña, nosotros podemos estar acosados por problemas y dominados por el temor, al punto de preguntarnos dónde está Dios. Si somos capaces de apartar nuestra mente de las adversidades y levantar la mirada con ojos espirituales, veremos que Él está y ha estado siempre cerca de nosotros (Dt 31.6).

Lamentablemente, los problemas son como un imán para nuestra atención; se necesita hacer un esfuerzo para quitar nuestra mirada de ellos y fijarla en Dios. No obstante, cuando cultivamos el hábito de buscar la presencia del Señor todos los días, descubriremos que será más fácil hacerlo en una crisis.

El Espíritu Santo está listo para ayudarnos a agudizar nuestra visión espiritual. El mejor momento para practicar esto, es cuando nuestros problemas están bajo control y el nivel de estrés es tolerable. Sin embargo, son esos precisamente los momentos cuando menos buscamos a nuestro Padre celestial.


Tenemos que convertirnos en personas que busquen evidencias de la cercanía de Dios. Podemos buscarla en la creación, en los cristianos con quienes le adoramos y servimos, y en nuestras propias vidas. Con ojos espirituales ejercitados para buscar con afán al Señor, seremos capaces de levantar la mirada y encontrarle, incluso en las noches oscuras de nuestras vidas (Hch 7.55).

viernes, 7 de junio de 2013

Junio - 07 - 2013 Servir a Dios de corazon

El servicio que honra a Dios





En la segunda carta de Pablo a Timoteo, el apóstol le ofrece útiles instrucciones que se aplican a todos los cristianos. Esa epístola es un precioso compendio de lecciones de vida que Pablo había aprendido en su servicio al Señor.

El apóstol sabía que, aunque habían personas que estaban sirviendo al Señor por amor, otras estaban predicando a Cristo “por envidia y contienda”, en vez de hacerlo por motivos puros (Fil 1.15, 17). En cuanto a sí mismo, Pablo dice que desde el comienzo de su vida cristiana, había estado sirviendo al Señor con limpia conciencia (2 Ti 1.3).

Después, al comunicarle algunas directrices en cuanto al servicio que agrada a Dios, le dice a Timoteo: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2.4).

Hay, sin duda, cientos de maneras de “enredarse”, pero Pablo le da un ejemplo específico. En el v. 14, le advierte en cuanto a la discusión entre los miembros de la iglesia, pues eso puede llevar a la perdición. También le advierte a Timoteo que evite “profanas y vanas palabrerías” (v. 6), y lo exhorta a desechar “las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” (v. 23). Pablo resume la idea en el versículo siguiente, diciendo que “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”.



¡Con qué rapidez el servicio a Dios se convierte en un debate! A veces, pensamos que la única manera de corregir a alguien de un error es por medio de una fuerte discusión, cuando en realidad, se puede lograr con mansedumbre (v. 25).


By pastor Charles Stanley



jueves, 6 de junio de 2013

Junio - 06 - 2013 La necesidad de discernimiento

La necesidad de discernimiento



¿Se ha preguntado usted alguna vez: Cómo sé que estoy tomando la decisión correcta? Por lo general, no hay ningún pasaje de la Biblia que se refiera en detalle a la decisión concreta que necesitamos tomar —por ejemplo, qué clase de automóvil comprar, qué empleo aceptar, o si trabajar o pasar tiempo con la familia cuando se nos ofrecen horas extras en el trabajo. En vez de prescribir reglas exhaustivas que hablen a cada situación posible en la vida, la Palabra de Dios contiene preceptos e instrucciones que guían nuestra toma de decisiones.

Esto no quiere decir que Dios nos da su Libro y luego nos deja solos. Para ayudarnos a mantenernos en la senda correcta, Él nos da discernimiento espiritual —la capacidad de diferenciar entre la verdad y la mentira, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo mejor.

Al cultivar tal discernimiento, invitamos a Dios a involucrarse en todas nuestras decisiones; no hay ningún asunto que sea demasiado insignificante para su atención y ayuda. Un plan que esté fuera de la voluntad del Señor, o incluso las buenas decisiones tomadas sin consultarlas a Él, pueden estorbar su plan de darnos lo mejor que tiene para nosotros.


El discernimiento espiritual nos protege de tomar decisiones basadas en lo que nos parece mejor o nos hace sentir bien. Estamos limitados a cinco sentidos y a nuestras experiencias, pero Dios ve nuestras vidas con un conocimiento infinito. Cuando cultivamos el hábito de obedecer sus indicaciones, nuestros sentidos se ejercitan para distinguir el bien del mal, y maduramos espiritualmente (He 5.14)


By pastor Charles Stanley



miércoles, 5 de junio de 2013

Junio - 05 - 2013 El precio de la falta de oración

El precio de la falta de oración



La oración era una prioridad en la vida del Salvador —el Señor Jesús se mantenía en comunión constante con su Padre. Igualmente, orar es esencial hoy para cualquiera que quiera ser utilizado por Dios de una manera poderosa. En otras palabras, si usted desea andar en el Espíritu y tener una vida santa, el tiempo que pase con el Señor tiene que ser parte de su cotidianidad.

Si permitimos que nuestro tiempo a solas con el Señor deje de ser una prioridad, quedaremos desprotegidos contra el desánimo, la duda y la frustración. Si nos alejamos del Padre celestial y dejamos de tener comunión con Él, comenzaremos a sentir la influencia espiritual, emocional y física de nuestras circunstancias terrenales.

La oración levanta nuestras cargas, de modo que no tengamos que soportar el peso de ellas. Ya sea que nos las dé el Señor para enseñarnos, o nos las impongamos nosotros mismos como resultado de las decisiones que tomemos, Dios nos dice que echemos nuestras cargas sobre Él (1 P 5.7). Llevar una carga que no esperábamos puede afectarnos espiritual, física y emocionalmente.

Los creyentes débiles son blancos excelentes para los ataques del enemigo. Primero, nos ataca con el desánimo. Después, cuando perdemos la esperanza, estamos listos para ser victimas de la duda. El diablo sabe que un cristiano lleno de dudas puede fácilmente ser desanimado. Por eso, le susurra cosas como: “¿Dónde está Dios?” y “¡La vida cristiana no sirve!”


Recuerde que la oración es vital para nuestra supervivencia. Al igual que el Señor Jesús, debemos depender de la oración para obtener dirección.

martes, 4 de junio de 2013

Junio - 04 - 2013 Dios puede utilizar nuestra frustracion

Dios puede utilizar nuestra frustración


Ayer vimos que cuando los deseos carnales y la libertad que tenemos en Dios colisionan, el resultado puede ser frustración, ansiedad e insatisfacción en cuanto a nuestras circunstancias.

Sin embargo, hay un tipo de frustración que Dios utiliza para motivar a sus hijos a marcar positivamente la diferencia en el mundo que les rodea. Esta sensación surge al ser ellos testigos de actos de maldad, de ver la necesidad que existe de compartir el evangelio con los perdidos, o de estar cada vez más descontentos con el deterioro moral de nuestra sociedad. Se produce cuando nos sentimos afligidos por las mismas cosas que afligen el corazón de Dios.

Efesios 4.30 dice que el Espíritu Santo que mora en nosotros puede sentirse “contristado” o entristecido por la maldad que abunda a nuestro alrededor. Cuando esto sucede, experimentamos la sensación de una frustración santa. Quizás esto fue lo que sintió el Señor Jesús cuando vio a los cambistas vendiendo sus mercaderías en el santo templo de Dios (Mr 11.15).

Sin embargo, si no somos cautos, actuar por impulsos puede ocasionar un daño innecesario a los demás y a nosotros mismos. Por tanto, para lograr un cambio positivo, debemos someter todos nuestros sentimientos al Señor. Si nuestros corazones son puros, Él nos revelará lo que quiere que hagamos.


La próxima vez que usted sienta una frustración santa, eleve sus sentimientos al Señor y espere con paciencia hasta que reciba una dirección clara en cuanto a la manera en que debe proceder. Es posible que Él le pida que tome alguna acción, o que interceda rápidamente en oración.

Junio - 03 - 2013 Cuando nos sentimos frustrados

Cuando nos sintamos frustrados



Comúnmente achacamos a circunstancias externas nuestros sentimientos de frustración. Pero las circunstancias, por lo general, sacan a la luz lo que hay dentro de nosotros. Por eso, cuando nos ponemos de mal genio o nos inquietamos fácilmente, debemos examinar nuestro corazón.

Para ello, debemos estar conscientes de dos fuerzas contrarias: los deseos de nuestra carne y la libertad que acompaña a la mano de Dios. Los límites que Él nos ha fijado pueden compararse con la libertad, porque no tienen el propósito de coartar-nos. Por el contrario, la instrucción del Señor nos proporciona paz y dirección. Pero nuestra propensión innata a ejercer nuestra voluntad, puede llevarnos a tomar decisiones imprudentes, y causarnos dificultades y fracasos.

A medida que crezcamos en madurez espiritual, y entendamos que Dios puede eliminar la frustración de nuestras vidas, aprenderemos a valorar su dirección. Es evidente que el apóstol Pablo captó este concepto, porque escribió: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil 4.11). El hecho de que Pablo tuvo que aprender a tener contentamiento, da a entender que tuvo lugar un proceso que llevó tiempo.


Nuestro mundo no garantiza contentamiento constante. Por tanto, tenemos que aprender a desarrollar fe en el Señor, a fiarnos de su poder, y a tener confianza en su divina voluntad para nuestras vidas. La frustración se esfuma solamente a la luz de su plan para nuestro futuro (Jer29.11). Eso fue lo que le permitió a Pablo arreglárselas en cualquier situación —es decir, que podemos hacerlo “todo” por medio de Cristo, que nos fortalece (Fil 4.13).

domingo, 2 de junio de 2013

Jun - 02 - 2013

Cómo enfrentar lo desconocido
 
La frase “por fe” aparece cinco veces en la breve lectura bíblica de hoy. Básicamente, se nos dice que por fe Moisés sufrió maltratos, emigró de Egipto, celebró la pascua y cruzó el Mar Rojo.
¿Por qué las palabras “por fe” son tan importantes en esta historia? La razón es que la fe de Moisés le permitió unirse a una larga lista de héroes que fueron llamados a seguir adelante en situaciones extremas, armados solamente con su confianza en Dios.
Por supuesto, a veces estos hombres y mujeres admirables —Abraham, Sara, Jacob, David, entre otros— debieron de haber tenido muchas inseguridades y temores. Pero, al decidir poner sus vidas en las manos de Dios y obedecer su llamado, cada uno de ellos pudo hacer cosas grandes y poderosas en el nombre del Señor.
 El camino de la vida puede ser oscuro y desconcertante; puede ser difícil e inquietante, seguir adelante con la linterna de Dios alumbrando solo unos pocos pasos de distancia. Deseamos saber más, queremos ver lo que hay más adelante, y deseamos también tener garantía del éxito.
 Sin embargo, nuestras inquietudes y nuestro temor a lo desconocido, de ninguna manera hacen más pequeño o refrenan a nuestro Señor soberano y omnisciente. En vez de eso, Él desea que cada uno de nosotros avance por fe. Ha prometido que cuando lo hagamos, nos dará la guía que anhelamos (Is30.21).
 
Si usted está siendo llamado en este momento a seguir adelante por fe, pero le preocupa hacerlo, clame al Señor de Abraham, Moisés y David. Él fortaleció a cada uno de ellos, y con toda seguridad le fortalecerá a usted también.