Nacer de nuevo
Nicodemo era miembro del consejo rabínico conocido como el
sanedrín. La gente de su época habría dado por hecho que tales credenciales
aseguraban que estaba bien espiritualmente. Sin embargo, Jesús le dijo que la
única manera de entrar en el reino de Dios era nacer de nuevo.
Muchas personas hoy día son como Nicodemo: religiosas,
virtuosas y se comparan con otras personas. Razonan así: “De algún modo,
nuestro amoroso, benévolo y maravilloso Dios hará posible que yo vaya a dar al
cielo”. Pero esto es absolutamente falso. El Señor Jesús dijo: “No te
maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Jn 3.7).
Nuestros pecados nos separan de Dios. Ser buenos no puede
cerrar la brecha, porque no importa lo bien que tratemos de conducirnos, todos
pecamos. Nuestra naturaleza es ser pecadores, y la naturaleza es algo que no
podemos cambiar.
El auto-engaño más grande es pensar que podemos portarnos
bien y así ser aceptados por Dios. La única manera de ser agradable a Dios es
nacer de nuevo, por un acto divino.
Cuando una persona pone su fe en Jesucristo como su
Salvador, experimenta una regeneración. En otras palabras, en el momento de la
salvación, se convierte en una nueva creación (2 Co 5.17).
Usted puede estar “actuando” bien sirviendo a Dios, leyendo
la Biblia, ofrendando y orando. Pero ¿hubo alguna vez un cambio radical en su
alma, un momento en que comenzó una relación personal con Dios? ¿Tiene una
nueva naturaleza por la obra del Espíritu Santo? Si no puede responder sí a
estas preguntas, usted necesita nacer de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario